martes, 5 de febrero de 2013

PROLOGO


   Queridos amigos, escribo estas líneas para la presentación de este blog, con la esperanza de que no se acabe aquí, y se prolongue en el tiempo.

   Está claro que en mayor medida eso va a depender de mí, pero no me vendrá mal vuestra ayuda. Ayuda con vuestros comentarios, vuestras críticas, vuestras preguntas o sugerencias.


   Llevo ya unos años en esta profesión, y quieras o no vas acumulando experiencia. Experiencia y experiencias. Espero que podáis aprovechaos de ellas..


CARTA DE PRESENTACIÓN


.  Papá, ¿que era un arquitecto?


- Los arquitectos eran....., déjame recordar. Creo que eran hippies; bueno, como hippies. Les gustaba soñar, solían ser anti sistema, muchas veces revolucionarios, extravagantes, noctámbulos, y además les gustaba mucho la juerga. Bueno, así eran cuando se preparaban para ser arquitectos.

.  Jo papa, vaya jetas ¿no?

-  Bueno, haciendo memoria creo que hacían más cosas.

.  Pero ¿buenas o malas?

-  Ni buenas ni malas, eran raros. Recuerdo que en pleno invierno, a veces lloviendo o nevando dibujaban por las calles, por los parques; siempre dibujaban. Les daba igual a lápiz, a plumilla, con acuarelas,… siempre dibujaban.
Solían llevar los horarios cambiados, trabajaban por la noche, bueno, y también por el día. En realidad, como los hippies, se rebelaban contra la homogeneidad de conceptos y el orden establecido.

·  ¿Trabajaban?

- Eso sí, trabajaban mucho. De estudiantes además de salir estudiaban. Estudiaban mucho, cosas como matemáticas, física, estructuras, geometría, historia, urbanismo,… que se yo, estudiaban mucho.
Y cuando terminaban la carrera, también trabajaban, aunque no tuviesen proyectos.

·  ¿Y eso cómo puede ser?

-  En realidad no tenían mucho mérito, porque como les gustaba tanto lo que hacían no les importaba meter muchas horas. Sábados, domingos, fiestas, siempre estaban trabajando y hablando de arquitectura. Aunque tuviesen un proyecto muy pequeñito, se lo tomaban como algo muy personal.

·  ¿Por qué desaparecieron?

-  Desaparecieron porque eran lobos solitarios. No sabían trabajar y defenderse unos a otros. Desaparecieron porque en realidad la sociedad nunca los entendió ni los valoró. Desaparecieron porque aunque no les importaba trabajar mucho y meter muchas horas, hubo un tiempo en el que “los clientes”, “las empresas”, “los políticos”, “las administraciones”, sólo buscaban su firma (que no su autógrafo). Les convirtieron a muchos de ellos en notarios corruptos que firmaban y daban mala fe de todo aquello que les pedían. No fueron muchos, pero fueron suficientes.
Aunque la mayoría de ellos su trabajo lo hacían  bien, muy bien, la sociedad ya se había acostumbrado a lo fácil, al trabajo rápido, superficial y lo primero y principal: “barato”. Ya no preguntaban por el proyecto, sólo preguntaban a unos y a otros cual era el más barato. El proyecto, era ya lo de menos; ¿bueno?, ¿malo?, ¿honesto?,….¿qué era eso?.
Y lo malo no era todo eso, porque aun así, y por difícil que te parezca, seguía habiendo muchos, muchísimos arquitectos que estaban dispuestos a realizar un buen trabajo y a buen precio. El problema fue que ya no se supo un día distinguir entre un buen y un mal trabajo.
Los arquitectos se habían esforzado y empeñado en asimilar y digerir todas aquellas cargas que les iban poniendo sobre sus tableros y sobre sus espaldas. Normativas, muchas normativas, trabajos adicionales, trabajos extras absurdos, códigos, planes, estudios y más estudios. Y de buen grado los realizaban y se formaban continuamente para realizar bien su trabajo. Pero sólo lo sabían ellos.
Llegó un día en el que ya a nadie, o mejor dicho, a casi nadie le interesaba un trabajo comprometido, serio y digno, porque ya no se supo nunca jamás que era un buen trabajo. Y así, fue como empezó el comienzo del fin.

·  Papá y ¿queda todavía algún arquitecto?

-  Sí, quedar quedan muchos, aunque la mayoría de ellos se fueron lejos, otros abandonaron, otros cerraron sus guaridas; pero he oído que todavía quedan algunos lobos solitarios ejerciendo la profesión liberal .
Desde la política se están esforzando en exterminarlos, la veda lleva ya tiempo abierta; pero… no es tan fácil. Creo que los que quedan se convirtieron en granos de café.

·  ¿Granos de café?
-  Sí, granos de café.
·  ¿Qué quieres decir?
-  Bueno,… .ya va siendo tarde. Mañana te lo contaré. Esa es otra historia.

El grano de café.




 Zanahoria, huevo o café (cuento).

 Una hija se quejaba con su padre acerca de la vida y se lamentaba de que las cosas no le salían bien.

No sabía cómo hacer para seguir adelante pues sentía desfallecer y se iba a dar por vencida. Estaba cansada de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí tomó tres ollas con agua y las colocó en el fuego. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir.

Sin decir una palabra, solo miraba y le sonreía a su hija mientras esperaban. La hija se impacientaba, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los 20 minutos el padre apagó el fuego. Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y finalmente, colocó el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: Querida ¿Qué ves?

"Huevos, zanahorias y café" fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.

Luego le pidió que probara el café, ella sonrió mientras disfrutaba de una exquisita taza de la deliciosa bebida.

Sorprendida e intrigada la hija preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!

Sólo que habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había hecho blanda y fácil de deshacer.

Los huevos habían llegado al agua frágiles, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en el agua hirviendo, se había endurecido.

Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.

¿Cuál de los tres elementos eres tú? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes? Le preguntó a su hija.

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible? Por fuera te ves igual, pero
¿eres amargada y rígida, con un espíritu y un corazón endurecido?

¿O eres un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición el café alcanza su mejor sabor y aroma.

Ojalá logres ser como el grano de café, que cuando las cosas se pongan mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor ¡mejoren!

Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el amor de DIOS llene tu corazón para que lo compartas con las personas que te rodean y que puedas siempre esparcir e irradiar fuerza, optimismo y alegría como el "grato aroma del café"... Pido a DIOS que nunca pierdas la esencia limpia de tu amor y que te permitirá superar cualquier obstáculo victoriosa y exitosamente......

¡ DIOS te bendiga......!